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22 ago 2013

"El arte sombrío", según YO...




                  Bienvenidos a Maringouin, Luisiana.
            Disfrutad de sus calles tranquilas, de sus gentes sencillas y de su entorno rural, de sus pantanos, de sus moscas y de sus secretos… Porque Maringouin parece un pueblo apacible, un lugar anclado en el tiempo y cuyos días trascurren en un sopor monótono y caluroso. Nada más lejos de la realidad. Un alcalde degenerado, un jefe de policía superado por las circunstancias, un joven maltratador, dos tipos misteriosos, un asesino en serie… todo un mundo de secretos inconfesables, aspiraciones incumplidas y sentimientos desbocados esperan ser descubiertos por el lector que se atreva a desentrañar sus misterios.


 


            

            Desde que en dos mil diez abrí mi cuenta de facebook animado por la potencialidad de la red como medio de promoción de mi primer libro, “Relatos de sal”, he conocido a muchísimos escritores, tanto noveles como profesionales (entiéndase estos últimos como aquellos que le sacan un jugoso rendimiento monetario al arte de la escritura). Como dice la expresión popular, entre esos autores hay de todo, como en botica: están aquellos que por tener un par de relatos de calidad discutible se consideran escritores; aquellos que han publicado varias novelas y lo anuncian con comprensible orgullo; aquellos están empezando y buscan ayuda de los más expertos; otros cuya humildad sorprende a pesar de su dilatada carrera literaria… He leído bastante de mis coleguillas escritores facebookeros, y de vez en cuando te encuentras agradabilísimas sorpresas. Este mundo funciona de la siguiente manera: escribes, alguien que también escribe se entera de que escribes y te presenta a otros que también escriben.
Conocí a Juan de Dios Garduño a través de mi compi de letras Carlos Rodón. El nombre de Juan de Dios me sonaba bastante, pues había visto publicidad de su primera novela, “Y pese a todo”, según parece un éxito de ventas, obra de la que se está preparando una película y todo. Mola. Además, Garduño ha creado su propio sello editorial, “Palabras de agua”, cuyos primeros títulos están empezando a ocupar las mejores posiciones en las estanterías de las librerías de todo el país. La cuestión es que Carlos Rodón me puso en contacto con Juan de Dios Garduño por un asunto promocional de su tercera novela (digo tercera, si no estoy mal informado), “El arte sombrío”. Garduño iba a publicar una antología de relatos basados en el universo creado en “El arte sombrío” y escritos por otros autores, por lo que Carlos tuvo a bien, muy amablemente, de hablarle a Garduño sobre mi persona. La cuestión es que me parecía un proyecto curioso y, aunque estaba muy mal de tiempo, adquirí el libro dispuesto a devorarlo y a preparar mi breve historia inspirado en Maringouin y su contexto.
            En resumidas cuentas, “El arte sombrío” narra la carrera contrarreloj de la policía de Maringouin, un pequeño pueblo de Luisiana, por atrapar al Comercial, un asesino en serie del que se sospecha ser autor del rapto de una joven del lugar, desaparecida recientemente. En la investigación participarán el jefe de policía de Maringouin, Loomi, y algunos agentes como Brian, uno de los protagonistas del libro. Contarán con la inestimable ayuda de Athman M. Charles, un atípico agente del FBI obsesionado con el caso del Comercial. Debo decir que Athman es uno de los mejores ingredientes de la novela, por su humor, por su actitud que roza lo demente, porque ambos, él y yo, compartimos el amor por los mojitos... Pero todo no queda aquí. Un rico compendio de personajes amenizará la trama con sus propios asuntos, personajes con un trasfondo muy trabajado y lleno de sorpresas, como Maddie, una anciana relacionada con el nazismo, Jack y Cooney, los chapuzas del pueblo, el viejo Sam, obsesionado con lo paranormal, la casquivana aunque reprimida esposa del alcalde, y dos personajes muy misteriosos que llegarán a Maringouin justo cuando los acontecimientos se precipiten, entre otros muchos. Para más inri, desde el principio de la novela, los personajes tendrán una presión extra: la inminente llegada del huracán nivel 4 Odette, que obliga al pueblo a prepararse para evitar una catástrofe.
            La portada mola tela. Un señor con cara de loco que tiene un cuchillo ensangrentado, obra del genial Daniel Expósito Zafra, un joven ilustrador que se está haciendo hueco en el mundo de la literatura gracias a sus magníficas portadas. Confieso que la frase que utilizan como gancho en la portada del libro me pareció harta presuntuosa: “¡Dejad de buscar! Tenemos a nuestro Stephen King”. Comparar al autor Garduño con uno de los maestros de la literatura de terror a nivel mundial me pareció exagerado… en principio. He leído mucho del gran Stephen King, y nada del autor de la novela que nos ocupa. De hecho, una de mis obras favoritas es “Misery”, de King. Pretender que un joven autor esté a la altura del maestro me sonó más a una estrategia de ventas que a otra cosa. Pero tengo que reconocer que, tras leer “El arte sombrío”, la frase ya no me pareció tan pretenciosa… Sí que Garduño y King guardan relación en cuanto a su estilo, sobre todo en lo que a capacidad de crear un entorno y unos personajes creíbles se refiere. Si me permitís la libertad de la palabreja, tanto King como Garduño son capaces de tridimensionar a los personajes de sus libros. Tienen el don de dotarlos no solo de su propia personalidad, sino de sus aspiraciones, pasado, miedos… y todo ello con pocas palabras, algo muy complicado de llevar a cabo y que, en mi calidad de autor, valoro mucho. Me ha encandilado esa capacidad de Garduño de dotar de un rico trasfondo a cada personaje que aparece en la obra, incluidos aquellos que no tienen una relación directa con la trama. Garduño tiene un don para crear auténticas personas. Va más allá de darle cuatro pinceladas a los protagonistas: Juan de Dios, como un experto escultor de almas, moldea a cada uno de ellos con mimo, los dota de una profunda y compleja psicología que nos hace comprender sus acciones, tanto que nos meteremos en su pellejo y compartiremos sus sensaciones.
            En cuanto al argumento, me ha gustado mucho. Y lo ha hecho por su sorprendente sencillez. Juan de Dios no se complica la vida cruzando mil historias con cientos de subtramas complejas. Es un autor que va directo al grano. Abre cuatro o cinco hilos argumentales y los reconduce haciéndolos confluir con maestría. Una de las mejores herramientas de Garduño para darle credibilidad a lo que cuenta es su prosa. La escritura del autor es directa, sin filigranas innecesarias, y muy cuidada; tanto lo es, que nos arrastrará desde el comienzo hasta el final de la obra sin que nos percatemos, como una suave corriente de agua. Durante las doscientas y pico de páginas de extensión de la obra, presenciaremos varios asesinatos, asistiremos a una investigación policial, a un amor en apariencia imposible, a los excesos de un odioso alcalde, a las elucubraciones de un dependiente de gasolinera… y a una serie de hechos paranormales perpetrados por dos misteriosos personajes ajenos al pueblo. Tiene el talento de desarrollar una buena historia con una base y trama relativamente sencillas.
            Tengo que señalar que el autor deja algunas interrogantes en el aire. Quizás es lo único criticable, desde mi humilde punto de vista. Ahora empiezan los SPOILER: Seguramente sea torpeza mía, pero eché de menos una explicación más profunda acerca de la relación entre la vieja Maddie y Rick, uno de los dos personajes más misteriosos de todos; también esperaba más del agente del FBI: su inusual conducta me hizo sospechar que se explicaría algún tipo de problema personal, en el trabajo o algo similar, como alcoholismo, expulsión del cuerpo del FBI por su obsesión con el caso del Comercial… Algo más. Tampoco aclara el autor los motivos que llevan al asesino conocido como el Comercial a hacer lo que hace. En fin, algunos flecos que me hubiera gustado que Garduño recortase, pero que no ensombrecen para nada la obra en su conjunto. De hecho, esas subtramas inconclusas han permitido que los autores que hemos participado en la antología pudiéramos desarrollarlas. FIN SPOILER.
            En definitiva: “El arte sombrío” es una historia compleja narrada de forma sencilla, llena de matices, con personajes muy trabajados, creíbles, que disfrutarán los amantes de los libros de misterio y terror. Sin duda, Juan de Dios Garduño está allanándose el terreno para ser considerado uno de los mejores escritores del panorama literario español actual. Al menos, uno de los que más me han gustado hasta la fecha. Tendré que echarle el lazo a alguna de sus otras obras…
            Si deseáis leer alguno de los relatos, he aquí el enlace a la página de facebook en los que el autor está colgando periódicamente los trabajos: https://www.facebook.com/ElArteSombrio?fref=ts
            ¿El motivo de un título tan curioso? Pues está basado en un poema de Dylan Thomas, "En mi oficio o mi arte sombrio", por si queréis buscarlo en San Google y echarle un vistazo.

            Un abrazo.

2 comentarios:

  1. Después de tan entusiasta reseña voy a echarle una ojeada. Yo ya leí "Y pese a todo" y la verdad me pareció una novela medriocre tirando a mala, con diálogos inverosímiles y una escritura plagada de errores de sintaxis. Pero bueno, supongo que era su primera novela y por eso se le perdonan algunas cosas. Muy bueno tu blog, lo voy a seguir de cerca. Saludos

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    1. ¡Hola, Adrián!
      NO he leído "Y pese a todo", pero me he topado con bastantes buenas reseñas en la red. En cuanto a "El arte sombrío", creo que mi valoración positiva ha quedado influida por las similitudes con Stephen King, autor del que soy amante (en el buen sentido ;D).
      Me alegro de que te guste mi blog, y de que te quedes por aquí. Bienvenido.
      Un abrazo.

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