Es la primera vez que un desconocido me
suelta esa frase.
La crisis económica está teniendo
efectos devastadores en la vida de los ciudadanos. Mientras las empresas
cierran, se produce una sangría con las extinciones de puestos de trabajo y la
gente acaba durmiendo en la calle y comiendo de los contenedores de basura
(personas que pertenecían a la clase media, con su trabajo, su préstamo para el
coche y su hipoteca, que jamás pensaban verse en esa situación), los políticos
siguen dando prevalencia a las directrices que les marca la (interesada) Sra. Merkel
y llevando a cabo una política basada en echar mierda sobre el contrario para
ganar votos mientras tapan las vergüenzas propias.
Es más que evidente que la clase
política no está preparada para sacarnos de la crisis. No lo están ni
académicamente (muchos carecen de formación) ni moralmente (véase la austeridad
que nos piden a los ciudadanos de a pie mientras continúan con sus privilegios).
Mientras que el escenario político de nuestro país no cambie, las cosas sólo
pueden ir a peor. Mientras tanto, oigo decir a muchos: “bueno, tarde o temprano
saldremos de la crisis, no creo que podamos hundirnos más aún”. Y yo les digo: “mirad
Grecia”.
Por suerte, los peores efectos de la
crisis aún no me han tocado de cerca. Digo aún, porque hoy día no existe una
certeza a corto/medio plazo de lo que le puede ocurrir a uno. No obstante, es
imposible ignorar lo que está pasando alrededor. Es imposible no indignarse
cuando ves el telediario u oyes la radio y, tras la noticia de un nuevo
desahucio, hablan de otro político más que ha robado dinero público a manos
llenas. Dinero que es de todos. Dinero que se hubiera podido invertir en
políticas de creación de empresas y de empleo. Pero no, esa pasta gansa ya anda
por algún que otro paraíso fiscal. El Gran Wyoming afirmó que (no es literal) “el
gobierno de un país debería ser como el presidente de una comunidad de vecinos:
ser un cargo no retribuido; lo malo es que entonces nadie querría gobernar
España y, como en una comunidad de vecinos, lo harían por sorteo”. Gran verdad.
Ayer la crisis me golpeó
directamente en los morros. Me provocó una herida en el alma que va a tardar en
cicatrizar. Salí de mi trabajo para realizar unas gestiones. Aparqué la moto
frente a una administración pública, agarré mi maletín y me dispuse a cruzar la
avenida. Entonces, una voz detrás de mí me dijo: “¿me das una moneda?”.
Reconozco que no tengo la costumbre de dar dinero a nadie, sobre todo porque es
bastante habitual, al menos en mi localidad, que te pidan dinero por la calle
para gastarlo en cerveza o tabaco. No pienso pagar sus vicios a nadie. Por
tanto, mi reacción instintiva fue levantar la mano en gesto negativo.
Cuando cruzaba la calle, la persona
que me había pedido el dinero me soltó: “¡tengo hambre!”. Me giré entonces
sorprendido, y me encontré de frente con un anciano cuya barba de varios días
sumaba dramatismo a su gesto triste.
Desde ayer no puedo quitarme esas
palabras de la cabeza. Es muy doloroso que en la España del siglo veintiuno, un
ciudadano anónimo le diga a otro en plena calle que tiene hambre. Nadie debería
pasar hambre en el mundo (de hecho dicen que, con la comida que se produce
todos los días, hay de sobra para dar de comer a toda la población mundial, lo
que pasa es que los gobiernos no se implican en hacerlo realidad), pero mucho
menos debería pasar hambre un ciudadano en un país del supuesto primer mundo,
donde los políticos ganan una pasta gansa sin tener responsabilidad alguna.
El presidente de Uruguay, del que
sostienen ser el más pobre del mundo, soltó una frase contundente que debería
ser lo primero que enseñaran a la pandilla de ladrones que tenemos
gobernándonos: (no literal) “yo me aplico la austeridad a mí mismo; no podría
vivir sumido en el lujo mientras un solo uruguayo pase hambre”. Tomad nota, si
es que tenéis un poco de conciencia.
Mientras tanto, desoíd las mentiras
de nuestros gobernantes. He aquí el blog de un economista que no tiene pelos en
la lengua, y que prevé un futuro incierto para nuestro país.
http://mercadosencontinuo.es/nino-becerra-por-que-hemos-llegado-aqui-y-lo-imposible-que-va-ser-salir
Un abrazo.
Ojalá y se produzcan todos esos cambios que realmente necesitamos para salir de esta crisis provocada, pero la verdad es que lo veo jodido. Porque a la hora de la verdad solo unos pocos se movilizan para que haya un cambio global en nuestras conciencias, y mientras eso no pase, los políticos seguirán riéndose del resto, ya que a ellos esto no les afecta.
ResponderEliminarGran reflexión tío, voy a echar un vistazo al enlace que dejas.